domingo, 9 de febrero de 2014

Tormenta no Eden



Nubes oscuras, frías, perturbadoras da tranquilidade desafían con entrar no Edén, fórmanse no horizonte e non concibo a posibilidade de que sexan reais. Igual é unha alucinación, froito deste deslumbrante sol que me aloumiña, e me fai sentir tan feliz; igual collín unha insolación de felicidade aquí, no meu Paraíso particular... Pero non, podo notar os fríos ventos que se aproximan, e alí están, espectantes, esperando, dubidando do rumbo que han de tomar, como un exército de malos sentimentos, de dor e desolación ás portas dun castelo que queren derrubar.
Vanse acercando e entón un chisco de esperanza alcanza a miña alma.. E posible, tal vez, que collan outro rumbo e nos deixen tranquilos no noso remanso de paz e felicidade? Sexa ou non posible, a tranquilidade cambiou para converterse en dor, unha dor de posible perda do sol...
Non! Tranquila, ainda as nubes non están enriba de nós, ainda poden mudar de dirección, pero pouco a pouco se van acercando, amodo...
Que angustia! Que desesperación! A espera, a eterna espera do posible e do imposible, do tal vez e do quizáis... A esperanza é o último que se perde..., o vento ainda pode facer que as nubes viren e non cheguen nunca ao Edén...
E sei, que ainda que ao final as amenazadoras nubes nos alcancen e descarguen a súa dor e desacougo sobre nós, o rexio sol do Edén se agocha tras delas e nalgún momento, máis tarde ou máis cedo, as nubes desaparecerán e deixarannos disfrutar de novo do astro rei en todo o seu esplendor,...que nos curará as feridas, como tantas veces fixo, que aloumiñará cos seus raios as nosas doridas almas e volverá a enchernos o corazón de sorrisos e alegrías, de cariño e felicidade.
Xa non seremos os mesmos de antes da gran tormenta pero aquí seguiremos, coa esencia que permanece fiel sempre aos seus principios e sentimentos.
Coa alma sempre disposta a loitar e a ser feliz.... reconstruiremos o Edén!
(Mary Camiña)


Tormenta en el Eden

Nubes oscuras, frías, perturbadoras de la tranquilidad desafían con entrar en el Edén, se forman en el horizonte y no concibo la posibilidad de que sean reales. Quizá es una alucinación, fruto de este deslumbrante sol que me acaricia, y me hace sentir tan feliz; tal vez cogí una insolación de felicidad aquí, en mi Paraíso particular ... Pero no, puedo notar los fríos vientos que se aproximan, y allí están, inmóviles, esperando, dudando del rumbo que tomarán, como un ejército de malos presagios, sentimientos, de dolor y desolación a las puertas de un castillo que quieren derribar.
Van acercándose, y, entonces, una pequeña esperanza alcanza mi alma.. ¿Será posible, tal vez, que cojan otro camino y nos dejen tranquilos en nuestro remanso de paz y felicidad? Sea o no posible, la tranquilidad cambió para convertirse en dolor, un dolor de posible pérdida del sol ...
¡No! Tranquila, las nubes aun no llegaron a nosotros, aun pueden cambiar de dirección, pero poco a poco se van acercando, despacio ...
¡Qué angustia! ¡Qué desesperación! La espera, la eterna espera de lo posible y de lo imposible, del tal vez y del quizás ... La esperanza es el último que se pierde ..., el viento aun puede hacer que las nubes vuelvan y no lleguen nunca al Edén ...
Y sé, que aunque al final las amenazantes nubes nos alcancen y descarguen su dolor y desazón sobre nosotros, el regio sol del Edén se esconde tras ellas y en algún momento, más tarde o más temprano, las nubes desaparecerán y nos dejarán disfrutar, de nuevo, del astro rey en todo su esplendor...que nos curará las heridas, como tantas veces hizo, qué acariciará con sus rayos nuestras doloridas almas y volverá a llenarnos el corazón de sonrisas y alegrías, de cariño y felicidad.
Ya no seremos los mismos de antes de la gran tormenta pero aquí seguiremos, con la esencia que permanece fiel siempre a sus principios y sentimientos.
Con el alma siempre dispuesta a luchar y a ser feliz .... reconstruiremos el Edén!
(Mary Camiña)




No hay comentarios:

Publicar un comentario